Los blogalitas se han hecho eco, de un modo u otro, de la manifestación de anteayer sábado.
Unos relatan las circunstancias de la manifestación en sus ciudades de origen, como
el Forastero,
Yildelen,
el peatón del aire y
Yamato; o sus ciudades de pseudoexilio, como
Daurmith que nos habla de sus experiencias desde Corvallis.
Otros como
el Gnudista analizan las causas de la movilización (análisis con el que estoy de acuerdo en gran medida) o especulan sobre los posibles efectos, la repercusión de la movilización social o la impresión que sobre los promotores del asunto bélico pueda tener (Vendell, como de costumbre hace de ello
una cuestión personal). En
Ciencia15 prefieren reflexionar sobre el aspecto secundario, pero no menos importante, de la coordinación de las redes ciudadanas a través de internet y otros medios de comunicación que han permitido la simultaneidad de las protestas.
Algunos como
Cohen nos hablan de lo que piensan o lo que pensaban mientras formaban parte de la masa de personas, o de su escepticismo hacia la repercusión que este movimiento pueda tener, como
Rubén.
¿Y yo?
Yo estuve en la de La Coruña, con una tarjetita
made in house que rezaba: NO a la GUERRA en letras rojas, colgada de la solapa del abrigo, idéntica a las que lucían mi madre y mi hermana. Mi señora madre nos comentó que era la segunda manifestación a la que acudía en su vida (en España). No grité mucho porque soy del tipo de personas que se quedan afónicas en cuanto elevan un poco la voz y pronto dejé de ser capaz de emitir sonido vocal (tenía que haberme llevado el silbato), pero aplaudí cuando soltaron la paloma, blanca como era de rigor que fuese.
También sentí el punto de pesimista amargura al pensar en lo poco que se iba a tener en cuenta tal expresión social en los ámbitos de decisión. No obstante creí (y sigo creyendo) que es algo que tenía que hacer.
Y sí, reflexioné igualmente, a mi modo, acerca de la información... y de los medios informativos. Ni dejo de pensar en un libro que leí hace ya algún tiempo: "Farenheit 451", ni me salen las cuentas.
Del mismo modo, podía haberme expresado a través de los comentarios a las historias que aquí cito (y seguro que me dejo alguna), pero creo que para ser consecuente, y puesto que parece que lo que cuenta es el número, debo decir desde mi propio blog:
NO A LA GUERRA.